
Iluminar las profundidades: los desafíos del cine submarino en Last Breath
La cinematografía submarina es una de las disciplinas más complejas en el mundo del cine, y para construir la imagen de la película Last Breath, los desafíos se multiplicaban todavía más. El aclamado director de fotografía Ian Seabrook, conocido por su trabajo en películas como Indiana Jones o Batman, no solo tiene una vasta experiencia en el campo, sino que es un experto de las exigencias de las profundidades marinas. Su labor en la filmación de Last Breath se desarrolló en aguas maltesas donde enfrentó diversos obstáculos.
Last Breath es la adaptación cinematográfica de un documental del 2019 que narra la angustiosa lucha de un grupo de buzos experimentados para salvar a un compañero atrapado a 100 metros de profundidad. La producción de la película se convirtió en un reto donde la iluminación bajo el agua juega un papel crucial.

Problemáticas del trabajo bajo el agua
El rodaje submarino de la trama se desarrolló en los Malta Studios, lugar que alberga el tanque exterior más grande de Europa, el Deep Tank. Con 107 metros de diámetro y casi 11 metros de profundidad, su agua es directamente recogida del mar Mediterráneo, consiguiendo un ambiente oceánico pero controlado.
Sin embargo, mantener la claridad del agua fue un factor complicado: tras las largas jornadas de rodaje, el agua se enturbiaba. Como resultado, se reducía la visibilidad significativamente. Consciente de esta limitación, Seabrook tomó la decisión de introducir un sistema clarificador mediante una rutina de cloro para asegurar la nitidez de las imágenes.

Los obstáculos de iluminar en las profundidades
Para replicar la profundidad del mar y una tormenta violenta, se decidió grabar por la noche pero se necesitaban luces para poder trabajar. El equipo solucionó el reto con los Titan Tubes de Astera: unos LED que proporcionan una luz tenue. Esto permitió tener la suficiente luz ambiental pero sin alterar la sensación de inmensidad del océano. Estas fuentes de luz también se podrían controlar desde la superficie, y de esta forma, no se comprometía la seguridad del equipo o las inmersiones.
Luz como elemento narrativo
En Last Breath, el trabajo de iluminación no solo servía para dar una mayor visibilidad al equipo, también actuaba como un elemento que ayudaba a aumentar la tensión de la trama. Un ejemplo es la secuencia donde se enciende una bengala bajo el agua. Para potenciar su efecto dramático, Seabrook utilizó tubos de Helios con un parpadeo que cambiaba la intensidad de la luz. Este uso de los tubos reforzó la atmósfera de angustia gracias a la suma del parpadeo y la iluminación roja bajo las profundidades.
Un trabajo contra las adversidad
La cinematografía submarina no solo requiere de habilidad, sino también de una gran capacidad de adaptabilidad a condiciones cambiantes constantemente. Incluso el profesional más formado debe combinar su creatividad con los obstáculos de la producción y la seguridad del equipo.
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